Turmalina roja
Finalmente sonó la campana de salida, fin de semana y fin de curso. Sólo quiere deshacerse de todos esos pendientes y estrés de la escuela. Camino a casa opta por tirar su mochila en un callejón.
-No la
necesito!-
Tramos más tarde pensando en todo lo que tendrá que hacer en el verano
y dónde trabajará, se desvía del camino habitual hacia su casa.
-No habrá nadie,
no me extrañarán-
Continua su camino divagando sin darse cuenta de hacia dónde
se dirige.
-Tanto caminar me ha dado calor-
Se despoja de su suéter y lo tira...
-Qué fácil es deshacerse de todo- Deshacerme de mi padre, de mi obligación de
trabajar, de mi estúpido novio, de la maldita cama ruidosa, de la fastidiosa
peste de mi madre y sus mugres cigarrillos, de esa maldita alarma todas las
mañanas, del estúpido perro del vecino, de los malditos vecinos que cogen con la maldita ventana abierta para que todos los escuchemos, del bebé chillón de la casa de enfrente, de todas esas fastidiosas macetas que tengo que
regar cada tarde...
A cada frase se quitaba alguna prenda u objeto y lo arrojaba
a la calle, un arete, sus pulseras, un zapato, su broche del cabello, la falda,
otro zapato, las bragas y así hasta quedar desnuda, deambulante por la orilla de la
carretera yendo a ningún lugar...
-¿Y por qué no deshacerme de esta fastidiosa existencia
que todo tiene consecuencia y todo debes pensarlo antes de actuar?...
Y sin titubear
decide arrojarse frente a un camión de carga que pasaba, para finalmente deshacerse
de la vida misma. Total nadie se salva de la muerte que le espera siempre amable con sus ojos de turmalina roja.
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Escrito No.02 del reto "Cuento corto de una chica caminando por la carretera" Agradezco a AnonimO por su colaboración y tomarse el tiempo de retar a la hoja en blanco.
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