Sufre la rodilla derecha

Cuando te vayas te voy a extrañar un mar, mil carreteras, una resurrección, Una pesadilla, una tempestad, así que diré que nunca te fuiste. Lejos donde estés, consume nieve, escribe poemas, acaricia tu fetiche, mira la estrella que matamos aquellas ocultas noches...

Me gustas por que estas hecha a mi medida, a la medida de mis manos, de mi corazón y de mi pulso. Estas diseñada a mi tamaño, doy las gracias a tus padres por que puedo abarcarte con mis brazos, Estas tan hecha a mi medida que ha veces, cuando estas frente a mi, no te escucho, sino que observo la simetría con la que fuiste creada, como las alas de una mariposa o navajas de afeitar de pétalos gemelos. Me gusta tu corte, tu forma pero mas tu cielo interno, tu olor, lo intangible...


Hoy es el día que hay entre el sábado y el viernes y no puedo concentrarme, perversa mujer, te llevaste el escaso resplandor que le permanecía a mis ojos, y te llevaste mi suelo, mi juicio... Ahora soy un loco de la expectativa, un pasajero que aguarda un tren en la estación, un tren que no sabe si algún día llegará. Bendita mujer de colmillos afilados. Te quiero una mañana de lluvia helada, es lo más que pude amar.

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